Nunca tuve vicios,
pero me superó el deseo de acariciar tus labios con los míos.
Tu cercana respiración, la textura de tu piel.
A pesar del whisky degusté el néctar de tu lengua,
y como olvidar el Balenciaga que embriagaba tu cuello.
Nunca tuve vicios,
pero me superó el deseo de acariciar tus labios con los míos.
Tu cercana respiración, la textura de tu piel.
A pesar del whisky degusté el néctar de tu lengua,
y como olvidar el Balenciaga que embriagaba tu cuello.